UN AÑO, UNA NOCHE

¿Realidad o sueño?

Claudia Fuentes
5 min readDec 9, 2022
Cartel original

Concierto de Eagles of Death Metal, París. Viernes, 13 de noviembre de 2015. Entre el tiroteo suenan las últimas notas de Kiss The Devil. Un atentando que destruyó cientos de vidas. Una noche que fue el principio de la pesadilla de muchos. De la pesadilla de Ramón y Céline. En esta adaptación cinematográfica del libro autobiográfico Paz, amor y death metal, conocemos como fue la vida de Ramón González tras el atentado.

Ramón acudió como otras mil quinientas personas al concierto de los Eagles. Iba acompañado de su novia Céline y dos amigos. El espectáculo era en la Sala Bataclan de París. Un ambiente relajado, divertido, jocoso. Era una fiesta. Hasta que dejó de serlo. Hasta que se escuchó el primer disparo. Hasta que la última nota de Kiss de Devil dejó de sonar.

Un Año, Una Noche. Una noche que cambió las vidas de todas aquellas personas para siempre. Que cambió las vidas de quienes esperaban en casa. Un año durante el que Ramón y Céline lucharon por su amor. Un año en el que Ramón necesitaba hablar de lo que ocurrió. Un año en el que Céline solo quería olvidar.

Este filme es sin duda una obra fuerte, intensa, única. No es una simple narración moderna en la que se nos cuenta la historia a través de flashbacks y flashfowards. No es una historia más sobre atentados y víctimas. Es algo más. Casi recuerda a un ensayo. Hay momentos en los que dudas cuál es el presente del relato. Otros en los que no sabes diferenciar entre realidad o sueño.

Ramón y Céline hablando con sus amigos

El relato comienza con Ramón y Céline bajo una manta térmica, caminando juntos a casa después de la peor noche de sus vidas. La historia es potente, está claro. Es una historia llena de dolor. Ramón viaja a través del tiempo en la búsqueda de sí mismo. Necesita encontrar las razones por las que ha vivido lo que ha vivido. Su refugio es la música. La música y su novia, Céline. O eso esperaba. Mientras que él necesita exteriorizarlo todo, Céline solo trata de olvidar. Se vuelca en su trabajo. Es asistente social y trabaja en un centro de menores. Muchos de ellos de origen árabe. Quiere olvidar y no mirar con miedo a esos pobres niños. No quiere culparlos.

El relato casi se convierte en un ensayo conforme avanza y abandona los convencionalismos del relato moderno. La historia es muy poderosa pero su forma es arrolladora. Te hace conectar con los personajes de una forma tan personal que sufres con ellos. También ríes. Su forma es simplemente exquisita. El discurso audiovisual se torna especialmente bello en la última parte de la película, cuando ya se van resolviendo las tramas. O eso creemos.

Allá por la mitad de la película, esta comienza a convertirse más en un mundo onírico que real y biográfico. Tras ver a Ramón malherido durante el ataque de aquella noche, le sigue una secuencia en la que los dos disfrutan de su compañía amablemente. El tiempo no les apremia. Es entonces cuando Ramón le pregunta a Céline si alguna vez ha tenido un amigo invisible. Este es uno de esos momentos íntimos de la película. En la tempestad de ese año, le roban minutos al tiempo para disfrutar del otro. La escena nada tiene que ver con aquella noche. Tiene que ver con ellos y su amor. Y entonces, la sigue otra escena que nos presenta a una Céline destrozada frente a su compañera de trabajo. Llorando por Ramón, por su amor y por aquella noche. ¿Dónde está Ramón? Es aquí cuando comienzas a pensar que no solo existe una realidad; también existe un sueño.

Céline buscando a Ramón

En la secuencia en la que Ramón y Céline por fin hablan, por fin se escuchan, vemos uno de los planos con más fuerza, emoción y pasión que se han rodado. Es la secuencia con la que más he sufrido en la película. Y probablemente se convierta en una de mis escenas favoritas. Hablo del momento en el que nuestros dos protagonistas rompen su relación. La interpretación de los actores es tan sincera y real, que te intimida estar presenciando un momento tan privado. Y el baile que hace la cámara alrededor del espacio es sencillamente perfecto. Especialmente el plano a través de la puerta de cristal. Céline es incapaz de mirar a los ojos a Ramón. Quiere olvidar. Incapaz de seguir peleando, se encierra en el baño. La puerta es de cristal. De esas que te impiden ver qué hay más allá. Solo te permiten ver la superficie. Solo podían ver la figura del otro. El tiempo en el que eran capaces de ver a través de sus almas había pasado. Ya no sabían cómo se sentía el otro. Habían pasado demasiadas cosas en ese año.

La secuencia final de la película es de lo más ambiguo que he visto nunca. Lo cual es curioso: es una obra basada en un libro autobiográfico. ¿Cómo puede ser que tenga un final abierto? ¿Cómo puede ser que no entendamos qué es lo que ocurre después con Céline y Ramón?

Tras los caminos separados de los protagonistas, volvemos a aquella noche. Volvemos a aquella noche para ver qué pasó tras los disparos. Cómo se refugiaron. Cómo se encontraron el uno al otro entre tanto caos. Cómo volvieron a casa juntos. Las imágenes del principio del filme y del final se mienten. Luchan por tener la verdad. Luchan por ser, una realidad y otra, un sueño. Y lo cierto, es que no llegas a poder distinguir entre ambos.

Finalmente, solo queda uno bajo la manta térmica. Cajas que almacenan ropa. Céline vistiendo con el abrigo de Ramón. Ambos reencontrándose en la sala Bataclan. Se sonríen con añoranza. Ahora todo está en calma. Ahora sí se pueden decir adiós. Pero ¿qué adiós se están diciendo? ¿Es un “nuestros caminos se separan pero seremos amigos” o un “aquella noche me arrebataron tu amor y hoy sé que podré seguir viviendo”? ¿Qué pasó aquella noche realmente? ¿Qué es este encuentro? ¿Es el pasado, presente o futuro? Y Ramón ¿Murió?

Así termina la película. Dejándote más preguntas que respuestas. Pero dándote una lección de vida y amor única. Te deja con sensación de haber saboreado una obra de arte. Pero una obra de arte íntima, tan personal. La historia es dura, triste, horrenda. Probablemente, esta historia tenga muchas hermanas homólogas, tan parecidas que te cueste distinguir a sus personajes como distintos. Pero el relato es simplemente único, arrollador y excelente.

Trailer oficial

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Estreno en cines: 21 de octubre de 2022 (España)

Dir.: Isaki Lacuesta

Nahuel Pérez Biscayart como Ramón; Noémie Merlant como Céline

Disponible en Amazon Prime Video

Valoración personal: 4/5

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